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Durante muchos años sentía que tenía un ente en mi casa, que me violaba cada noche. Hasta que llegue a Garaitza y me enseñaron a conocerme y aceptar esas partes de mí que yo reprimía por haber sido abusada de pequeña. Para mí ha sido una liberación. Mi total agradecimiento a la Asociación por toda su labor. Mil gracias de todo corazón.