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Hace ahora 7 años que realice el taller de secuelas, el taller, para mí, fue verme por primera vez, fue poder comenzar a mirar esa parte de mí que había intentado negar durante tantos años, sin conseguirlo, fue encontrarme cara a cara con lo que yo era, una víctima de abusos sexuales en la infancia.

Fue darme cuenta de que, estaba hecha, de todo lo que el abuso había generado en mí, despedirme de lo que me había robado y descubrir las capacidades que gracias a él había desarrollado, la resiliencia.

El taller de secuelas me sirvió para, por primera vez entenderme, para dejar de sentirme como un bicho raro, para darme cuenta de que no estaba mal de la cabeza, de que mi cabeza funcionaba muy bien.

Lo primero que vi fue mi inmensa ira, me di cuenta de que ya no la necesitaba y se hizo más pequeña, destapando mi enorme tristeza. Sentí como la culpabilidad me estaba ahogando y comencé a respirar con responsabilidad. Miré cara a cara a mi vergüenza y mis palabras acabaron con ella. Comprendí mi miedo y comencé a sentirme segura. Me encontré con mi cuerpo y empecé a recuperar mi vida.