Experiencias de Supervivientes
Arantza

Para mí vivir y participar en el taller de secuelas ha sido imprescindible para observar, ver, reconocer y comprender las heridas de mi alma y así empezar a sanarlas. Entre todos los que participamos se crea comprensión, solidaridad y un hermanamiento que a mí me resulta necesario para coger fuerzas, alegría, amor del bueno y así poder aceptar todo lo que los abusos me han dejado.
Itziar

«El silencio también habla». Con estas palabras me despedí de Carmen en mi última sesión. Sólo me caben palabras de agradecimiento infinito por todo lo que me ha aportado Carmen tanto en las terapias individuales como en el taller de secuelas. GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS. Gracias por ayudarnos a entender y asimilar aquello que vivimos. Gracias por facilitarnos estrategias y consejos para seguir en el camino. Gracias por ayudarnos a poner rumbo a nuestras vidas. Gracias por ordenar todos esos pensamientos que nos rondan incesantes por la cabeza. Gracias por dar sentido a muchos «sinsentidos» a los que no encontrábamos razón. ….y muchas más cosas que no cabrían en este escrito. En definitiva; GRACIAS Carmen por ayudarme a superar mi trauma, a conocerme y a entenderme; ojalá todo el mundo tenga la suerte que tuve yo al encontrar Garaitza y al encontrarte a ti.
Elena

Yo sufrí abuso sexual infantil y dejé pasar el tiempo… quizás por miedo, por vergüenza, por sentirme culpable o, por el conjunto de todos estos sentimientos, es lo que me hizo callar. No lo pensé y crecí con ello hasta que con 40 años, fui consciente de que ya era hora de ir soltando lastre. Durante todo ese tiempo, esos sentimientos podían conmigo y me hacía un montón de preguntas, siempre sin respuestas. Me hacían vivir situaciones en las que me sentía todavía peor. El tener que depender de cosas que no me venían bien para sentirme mejor, y ser esa persona que no era me iba desgastando. Después de una larga depresión no quise seguir viviendo así y, aunque en ocasiones lo había pensado, aquel día fue diferente. Toqué fondo. Cuando salí del hospital quise cambiar porque sabía que tarde o temprano la historia se repetiría y volvería a tocar fondo pero esta vez con fatal resultado. Necesitaba ayuda, porque era evidente que yo sola no podía cambiar y allí estaba… no sé si fue ella, o fui yo, pero el destino me dio esa ayuda. La encontré. Llegué nerviosa e insegura pues no sabía muy bien qué tenía que hacer, pero me lo pusieron muy fácil. Comencé a contar mi experiencia, los problemas por los que estaba pasando y, poco a poco, estoy recibiendo respuestas y poniendo nombre a los sentimientos que tanto tiempo he ido arrastrando. A esos sentimientos los llaman SECUELAS. Secuelas de las que estoy empezando a curarme. Empiezo a ser feliz, a valorarme, respetarme, quererme, cuidarme y a ser yo misma sin depender de nada. A lo que me está pasando ahora yo le pongo el nombre GARAITZA. Gracias por creer en mí, por no sentirme sola nunca más, por comprenderme y por enseñarme que nunca es tarde para nada, sobre todo, si quieres curarte .
Argia

Hace casi dos años que llegué a Garaitza y a veces me siento perdida como el primer día. Inconsciente pero decidida, por fin me enfrentaba al monstruo que escondía con recelo. Ni de lejos estoy como antes pero para qué mentir, todavía sigo buscando motivos para engancharme a la vida. Vida de la que me ausento cada vez menos y en la que ya no me siento de paso. Semana tras semana he ido trabajando los abusos sufridos siendo niña, transitando caminos dolorosos hacia la superación de mis traumas. Me adentro en la oscuridad que me mantenía muerta en vida, disociada de mis sentimientos, paralizada por el miedo y ahogada por la ansiedad contra mí misma. Depresión, reclusión o bulimia; siempre sentí que todo castigo me lo merecía. Pero esa niebla empieza a esclarecerse, incluso con los recuerdos más escabrosos o la visión nítida de mis pulsiones más indómitas. Talleres grupales y sesiones individuales; oasis de amor y franqueza donde zambullirse en la autoconciencia. Carmen, Luis, Eugenia y el apoyo de todos mis compañeros. Gracias por iluminar mi guía interna para dejar atrás la fantasía y dibujar un nuevo mapa con el que salir del laberinto del desconsuelo y la desesperanza. Paso a paso y con mucho esfuerzo tomo senderos que me alejan del abismo pero a veces tropiezo como una niña y me auto-condeno. Entonces recuerdo, ¡no estoy sola! Ahora sé como adulta, que soy fuerte y podré con esto.
Ana

Hace ahora 7 años que realice el taller de secuelas, el taller, para mí, fue verme por primera vez, fue poder comenzar a mirar esa parte de mí que había intentado negar durante tantos años, sin conseguirlo, fue encontrarme cara a cara con lo que yo era, una víctima de abusos sexuales en la infancia. Fue darme cuenta de que, estaba hecha, de todo lo que el abuso había generado en mí, despedirme de lo que me había robado y descubrir las capacidades que gracias a él había desarrollado, la resiliencia. El taller de secuelas me sirvió para, por primera vez entenderme, para dejar de sentirme como un bicho raro, para darme cuenta de que no estaba mal de la cabeza, de que mi cabeza funcionaba muy bien. Lo primero que vi fue mi inmensa ira, me di cuenta de que ya no la necesitaba y se hizo más pequeña, destapando mi enorme tristeza. Sentí como la culpabilidad me estaba ahogando y comencé a respirar con responsabilidad. Miré cara a cara a mi vergüenza y mis palabras acabaron con ella. Comprendí mi miedo y comencé a sentirme segura. Me encontré con mi cuerpo y empecé a recuperar mi vida.
Marta

Supe de Garaitza a través de un artículo que se escribió en El Correo sobre la asociación hace unos años. Guardé las hojas y de vez en cuando lo releía. Después de varios años, un día me animé y llamé por teléfono. Me contestó Carmen y desde entonces formo parte de la familia de Garaitza. Aquí he encontrado la ayuda que necesito. Realizo terapia individual y en grupo. Yo sufrí abusos y violaciones repetidas en mi infancia por parte del hermano de mi madre, desde los 4 hasta los 10 años. Mi vida quedó marcada y crucificada por los abusos, al igual que mi forma de ser y de comportarme. He guardado silencio hasta ahora que tengo casi 50 años. En Garaitza he tomado conciencia absoluta de lo que me ocurrió y desde aquí he comenzado un camino sin retorno en busca de una vida tranquila y en paz. He empezado a quererme, valorarme y comprenderme. He dejado de comportarme con ira y de hacerme daño. Se ha roto el silencio que guardaba y han brotado todos mis sentimientos. La culpa se ha ido. Ya no estoy vacía y poco a poco me estoy llenando de todo aquello que a mí me gusta y que merezco; y me permito disfrutar de ello. A la asociación acuden otras personas que han sufrido lo mismo que yo, con las que he realizado un taller de secuelas que tenemos por los abusos en la infancia y que me ha abierto la puerta hacia la sanación. Animo a todas las personas que han sufrido abusos a acudir a Garaitza y a romper el silencio. El camino está aquí. Agradezco a todos los que forman parte de Garaitza su trabajo y su esfuerzo, con ellos mi verdad ha salido a la luz y ya nadie me la puede quitar.
Zuriñe

He vivido durante mucho tiempo entre miedos y obsesiones, con grandes problemas para relacionarme con los hombres, odiando mi cuerpo y sintiendo que dentro de mí había algo oscuro y malvado. Empecé terapia sin tener apenas recuerdos de mi infancia, pero sabiendo lo que me ocurrió, ya que todo me indicaba que había sufrido abusos. Gracias al trabajo en GARAITZA, primero en el grupo de ayuda mutua y después en el taller de secuelas, puedo decir que mi vida ha dado un giro. Aun sin haber terminado mi proceso terapéutico, me siento libre, feliz, con ilusión por vivir. He conseguido conectar más con mi cuerpo y mi sexualidad y las relaciones con las personas de mi entorno han mejorado. Es un camino difícil, pero, sin duda, merece la pena.
Sofía

Este taller me ha permitido hacer un gran viaje de autoconocimiento. Liberarme de los comportamientos, emociones y miedos que tuve que utilizar para afrontar el abuso, pero que en realidad no son míos. No son parte de mi ser original, han sido una herramienta de defensa. Y muchos de ellos ni sabia que los tenía. Me siento mucho más libre, mucho más YO. Aún tengo un largo camino a recorrer pero este taller ha sido muy importante en este proceso, diría que esencial. Muchas gracias Carmen y a todas mis compañeras. Gracias por apoyarme cuando me he emocionado!
Sara

Soy la persona más escéptica y desconfiada que te puedas encontrar, fui a hacer secuelas dando un salto al vacío porque realmente no tenía mucha fe en lo que iba a encontrar… y menos mal, porque me equivoqué totalmente.Allí encontré cobijo, comprensión y tuve la oportunidad de verme a mí misma por primera vez en mi vida, sin mentiras y sin máscaras. De ver mi verdad y de perdonarme. Compartí el momento con un grupo de compañeras que fueron mi espejo y mi apoyo y me sentí amada y valorada como nunca en mi vida. Ha sido la mejor decisión que he tomado en mi vida.Desde entonces he ido evolucionando a todos los niveles casi sin darme cuenta y me siento mucho mejor, resumiendo, QUIERO VIVIR MI VIDA todos los días. Y eso es la hostia. GRACIAS CARMEN. Te debo mucho, me has devuelto la paz. Eres muy grande. Y ahora se que yo también.
María

Durante muchos años sentía que tenía un ente en mi casa, que me violaba cada noche. Hasta que llegue a Garaitza y me enseñaron a conocerme y aceptar esas partes de mí que yo reprimía por haber sido abusada de pequeña. Para mí ha sido una liberación. Mi total agradecimiento a la Asociación por toda su labor. Mil gracias de todo corazón.
Davinia

Todavía me acuerdo del miedo y los nervios que sentí antes de empezar el primer día del taller. Tener que hablar con personas desconocidas y de un tema como los abusos ,cuando no se lo había contado a nadie, era todo un reto. Tengo que decir que todo se pasó después de las presentaciones, a pesar de ser un taller online se creo una gran conexión entre nosotras. Juntas hemos crecido, hemos madurado, hemos llorado y también nos hemos reído. Hemos comprendido el verdadero alcance de nuestras secuelas. Me alegro de haber compartido esta experiencia con ellas y, como no, con Carmen que nos ha guiado en todo este proceso. Todavía queda camino por delante pero como dice Carmen «el trabajo ya está hecho»…
Eider

Hoy es la víspera de mi primera consulta en Garaitza. Mañana cumplirá exactamente un año. No comenté con nadie esta consulta porque no tenía ningún recuerdo. Eran sensaciones y un sinfín de síntomas. Enumerando éstos, por primera vez en mi vida a mis 45 años escuché que reflejaban que había sufrido abuso sexual infantil. Lo escuchado fue abrumador pero lloré de liberación. Había llegado a la raíz de todos los síntomas. Y…, a partir de ahí, podría trabajarlo. Cuando comencé el taller de secuelas estaba totalmente desestabilizada. Llevaba así mucho tiempo y a eso se le añadía el shock de una respuesta temida y hasta entonces negada. El proceso no ha sido fácil y en él no he visto luz, pero así y todo sentía que iba transitando por el túnel. No veía a mis compañeras de viaje, pero sentía sus jadeos en el camino, sus pisadas, su tristeza, su afán de superación. Ha habido etapas. Después del túnel sin luz pasé a caminar en la noche a través de zarzas. Allí estaban mis compañeras de nuevo. Cada una a su paso quemando etapas. Yo miraba hacia el cielo para escudriñar el camino. La Luna-Carmen con suspiros de aliento asentía. Llegó el tenue y suave amanecer y entre la niebla vislumbré un lago. ¡Era enorme! Con aquella luz especial pude ver a quienes caminaron a mi lado. Eran supervivientes. En el camino de transición nuestras heridas sangrantes y golpes se secaron, apostillaron y empiezan a cicatrizar. Nuestros cuerpos cicatrizados muestran nuestra victoria carnal. Nuestro silencio sereno nuestra paz de espíritu.
Goio

Tardé muchos más huyendo de unas secuelas que no entendía y me atenazaban.
Tardé muchos años en reconocer que fui un niño agredido sexual. Tardé muchos más huyendo de unas secuelas que no entendía y me atenazaban. Encontré en Garaitza un grupo amigos y amigas víctimas como yo con el que compartí, mi dolor mis miedos, mis lágrimas, mis anhelos, mis esperanzas… Gracias Garaitza, Gracias Carmen por crear ese espacio mágico donde el dolor personal se disuelve para transformarse en amor a los demás.